pierd.github.io


Project maintained by pierd Hosted on GitHub Pages — Theme by mattgraham
21 July 2019

Gustavo Bolívar Moreno "Sin tetas no hay Paraíso"

on Goodreads


-¿Para dónde es que se va a estas horas, mija, si ni siquiera ha salido el sol, ah?

-A trotar mamá. ¡Necesito hacer ejercicio! - Respondió a oscuras ocultando su llanto.

La mamá pensó decirle que el ejercicio no servía para nada porque, con seguridad en unos meses quedaba embarazada y se le dañaba el cuerpo tal como le sucedió a la hija de una amiga suya, pero se abstuvo de hacerlo por no darle más alas y prefirió callar.

  • Capítulo 1 - El tamaño es lo de más

-Una debe ser la que maneja los ritmos - decía -. Los hombres son como carros sin frenos, si uno los deja coger impulso se estrellan en dos minutos.

  • Capítulo 1 - El tamaño es lo de más

Sin embargo, los sobornos en esta etapa del narcotráfico eran más selectivos y el cuidado de sus laboratorios y cultivos estaba a cargo, según la zona geográfica, de la guerrilla o de los paramilitares, grupos que justificaban este contradictorio accionar en la premisa de no dar ventaja al enemigo, ya que ambos conseguían con los monumentales ingresos de esta actividad ilícita, el dinero suficiente para comprar las armas que les garantizaran su permanencia en la guerra sin sentido que desangraba a la patria y que ya cobraba la vida de más de un millón de personas desde los años 60 y el desplazamiento de 3 millones de colombianos desde los años 80. Ningún otro país del mundo vería caer asesinados en un lapso de 9 años, entre 1986 y 1995, a cinco candidatos presidenciales: Jaime Pardo Leal, Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro, Bernardo Jaramillo y Álvaro Gómez Hurtado quienes se atravesaron con valentía en el camino de los osados y soberbios narcotraficantes de los carteles de Medellín y Cali.

  • Capítulo 2 - La mafia

Llamaron y le pidieron a Benjamín que las dejara quedar en su apartamento, por una noche, porque habían perdido el vuelo, pero que no se preocupara porque ya tenían confirmado el regreso a Pereira a las 10 de la mañana, de modo pues que a las ocho de la mañana, a más tardar, ya le estarían desocupando la habitación. Benjamín les dijo que sí, que se podían quedar, pero que la preocupaban un par de problemas. El primero, que él vivía solo en un pequeño aparta estudio y que, por tanto, se vería en la deliciosa obligación de compartir su cama con ellas dos, claro, si a ellas no les molestaba y, segundo, que su novia venía a medio día a prepararle un almuerzo porque él estaba cumpliendo años. Catalina y Yésica le contestaron que qué pena, que el propósito de ellas no era incomodarlo, pero que aceptaban dormir con él y que por su novia no se preocupara porque cuando ella llegara al apartamento ellas ya iban a estar en Pereira.

Benjamín aceptó sin saber que ese día no iba a tener veinticuatro sino 1800 horas y que, de paso, iba a perder no solo la amistad de las niñas, que para nada le interesaba ya, sino también a su novia, la fe en la gente, una agenda electrónica, una pulsera de oro y los dos millones de pesos que le costó el recibo telefónico que le llegó un mes después de que ellas se fueron, no por su voluntad, sino por el show que él mismo tuvo que montar junto con sus familiares a quienes invitó desde una ciudad lejana a pasar vacaciones a su apartamentico.

  • Capítulo 10 - Benditos sean los huéspedes, por la alegría que nos dan el día que se van

En un sólo año, cerca de 1500 personas murieron por ajuste de cuentas entre carteles y no faltó el que pensara, entre ellos yo, que por fin se iban a acabar los bandidos en nuestro país. Pero ese pensamiento no pasaba de ser una ilusión. En Colombia los bandidos nacen por generaciones espontáneas. No han acabado de enterrar a una docena con disparos al aire y mariachis haciendo llorar a los deudos y no han terminado de encarcelar otros cien, cuando ya en los barrios pobres están naciendo, por montones, nuevos delincuentes en potencia. Se reproducen como las colas de las iguanas y las lombrices.

  • Capítulo 15 - El sueño hecho pesadilla

-¡Eso les pasa por no respetar, malparidos!

Luego se fue corriendo para nunca más volver. Doña Hilda supo que la había perdido para siempre, no tanto por el trágico final del taxi sino por haberle dicho esa palabra que es la última que se le dice a una madre cuando un hijo no la quiere volver a ver nunca más en la vida.

  • Capítulo 16 - De yerno a esposo, de cuñado a hijastro, de novio a padrastro… de reina a virreina

Ella no la sabía pero la piel de su esternón, la piel que divide los senos, la que sirve de valle central al par de montañas estrambóticas que ahora tenía, estaba a punto de colapsar.



Le hizo quitar la blusa y el brasier con la ayuda de un par de enfermeras y se quedó estupefacto al apreciar la dantesca escena con carácter de cataclismo natural en la que se apreciaban su senos agrupados en uno solo por lo que Catalina pasó de tener dos tetas pequeñas talla 32, luego dos grandes talla 38, después dos inmensas talla 40 a tener, ahora, una sola, enorme superlativa, gigante, talla 80.

  • Capítulo 19 - El colapso de la silicona, el colapso de la amistad